La definición más aceptada en la actualidad es la de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor: “es una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a un daño tisular, real o potencial, o descrita en términos de dicho daño”.
El dolor se ha convertido en un mecanismo de defensa que nos avisa de la existencia de lesiones y así contribuye a proteger el cuerpo. Por regla general, el dolor agudo se manifiesta de repente e indica que el organismo ha sufrido una lesión. Una vez que la lesión se cura, el dolor debería desaparecer. El dolor crónico es más duradero que el agudo y en ocasiones no responde a los tratamientos. El dolor es capaz de alterar el estilo de vida e interferir en la actividad laboral, las relaciones y la independencia.